Entonces parpadeaste y el mundo experimentó un pestañeo que hizo vibrar hasta la más recógnita vena que habitaba dentro de mí. Me jactabas tanto como el vaso de vodka matutino bajo el frío de la noche de mi malva octubre. Confortablemente entumecedor.
Es que sarna con gusto no pica
ResponderEliminar;)
besos