Paranóicos.

domingo, 9 de octubre de 2011

En el contrato carente de palabras yo reflejé que nada se antepondría en mi camino. ¿Pretendes hacerlo tú?
Aparta.
Nuestras manos entrelazadas no hacían nada más que batallar camufladamente.
Quita.
Transformaste mi cara en una media sonrisa pintada de tonalidades ilusas.
Fuera.
Mi camino se compone de varias sendas, si crees que con bloquear una derrumbas mi huesudo cuerpo al suelo, permíteme ser irónico.
Erra, camina, marcha, lejos.
Mi equipaje aguarda, el tren se pondrá en marcha dirección utopía.
Sé feliz, o púdrete, en este punto la brocha con la que te pintaba vuelve a presentar cualidades inertes.

3 comentarios:

  1. Ella no apreciaba su fantasía literaria. Una lástima.

    El último vagón sigue dejando la huella de la brocha como flecha indicadora de una utopía que queda cerca, sin cruce de caminos que bifurquen mi pensamiento.

    ResponderEliminar
  2. Parece que no vas a mirar atrás. Muy rotundo.

    ResponderEliminar